Rafel Vidaller Tricas, Secretario de CHA-Alto Gállego
Actualmente es el aumento considerable del precio del cereal, del gasóleo y de los fertilizantes a causa de la invasión de Ucrania. Antes fue la grave crisis económica de 2008, y más recientemente, las consecuencias de la pandemia de la COVID 19 que todavía perduran.
En el Alto Gállego – así como en el resto de las comarcas pirenaicas – se trata, en la mayoría de los casos de negocios familiares, o como mucho de pequeñas cooperativas, que vienen desarrollando una ganadería tradicional de montaña: ovino, vacuno, equino de carne o caprino. Así como alguna explotación familiar en intensivo: gallinas, terneros, cerdos… Todas ellas han sufrido esta crisis de una forma importante.
Pero es principalmente la ganadería de montaña, extensiva o semiextensiva la que, aparte de estas crisis que inciden en el consumo, se ha visto azotada por una serie de problemas que podríamos calificar de perennes, o peor aún, en progresión peligrosa: las dificultades para el relevo generacional, la ausencia de mano de obra cualificada, una difusa o equÍvoca regulación de los espacios destinados a las prácticas deportivas, al turismo o al ocio y una falta de información (completa, real y trasparente) al consumidor. A este último, bombardeado por la publicidad y atorado por una lluvia de informaciones confusas, le resulta a veces difícil descifrar de forma rápida si la carne es extensiva o intensiva. Es verdad que la aprobación de la Ley de la Cadena Alimentaria 16/2021 va a suponer un avance que creará herramientas de control, pero todavía queda mucho por mejorar en este aspecto. Entretanto, nuestro modelo es el comercio de proximidad y la economía circular, el carnicero de confianza, quizás el que está en nuestra calle o nuestro barrio, es el que mejor puede informarnos de la procedencia de los productos.
La ganadería de montaña tiene un presente comprometido y nosotros la consideramos la ganadería del futuro. ¿Paradoja? No, obligación. Desde instituciones tan prestigiosas como el IPE, el CITA, o la UNIZAR, expertos reconocidos en España y en toda Europa, ensalzan la importancia de la ganadería extensiva y la consideran como una actividad imprescindible que contribuye a evitar la desertificación, prevenir los incendios forestales, fijar el carbono al suelo, conservar el paisaje tradicional “en mosaico” (combinación de pastos y bosques) … En definitiva: un valor importante para el mantenimiento de hábitats milenarios y para la preservación de la biodiversidad.
Medidas a corto y medio plazo se antojan imprescindibles: una regulación más clara de las actividades de deporte y ocio que frene la masificación en las áreas de pasto, una política pedagógica que ayude a entender la necesidad de proteger los espacios destinados a la ganadería, o medidas legislativas que consigan el control efectivo de las mascotas en estos espacios evitando daños y pérdidas que pueden rematar una actividad tan fragilizada.
Hace falta también una reforma de la PAC destinada a primar las empresas ganaderas familiares, que, con ayuda de algún ingreso complementario (turismo rural, artesanía, etc.) fijan la población rural y contribuyen a la conservación del medio ambiente.
Desde Chunta Aragonesista proponemos, además otras medidas de interés: rebajas en las tasas de los mataderos comarcales, especialmente a las actividades más respetuosas con el medio (ecológicas, extensivas o semiextensivas), adecuación y gratuidad de pastos públicos asociada a una gestión eficaz del pastoreo con respecto al medio natural, gratuidad de trámites burocráticos (guías, desinfecciones, etc), rebajas importantes en la Seguridad Social para la contratación de pastores – ya sea durante todo el año o en temporada estival – y apoyar decididamente iniciativas como la idea reciente de una importante cooperativa de ovino de crear un bolsa de trabajo para la sustitución de pastores en caso de bajas o permisos.
En cuanto al aspecto educativo cabe destacar los dos factores que ya hemos avanzado: En primer lugar, la formación mediante módulos como la Escuela de Pastores de San Chuan de Plan deben consolidarse, incluso implantar alguno más en otro territorio sería una medida a tener en cuenta. En segundo lugar, una pedagogía que comience en los colegios desde edades muy tempranas y se consolide a lo largo del proceso educativo. Sin olvidar a los adultos; unos y otros debemos comprender los beneficios para el medio ambiente de una ganadería sostenible y nuestro necesario compromiso personal en cuanto a actitudes como consumidores y como visitantes de los espacios donde se desarrolla. Entretanto, ampliar los espacios protegidos sería un factor determinante y una medida eficaz, pues permite regular el medio natural a escala de detalle por medio de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales y los Planes Rectores de Uso y Gestión, además de contar con las ayudas y subvenciones a las Áreas de Influencia Socioeconómica de los Espacios Naturales Protegidos.
En lo que atañe al Alto Gállego, para finalizar y en consecuencia, seguiremos apostando como lo llevamos haciendo desde hace decenios por el Paisaje Protegido de Sobrepuerto, y reclamaremos una rebaja progresiva en las tasas del matadero municipal de Sabiñánigo/Samianigo que se base en criterios medioambientales y de conservación de las razas autóctonas.
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