Con la participación activa de un administrador de fincas, el buen funcionamiento y la correcta organización de una comunidad de vecinos está garantizada. Las funciones de este profesional cubren un variado y amplio número de tareas consideradas imprescindibles para la convivencia en un mismo inmueble.
Un administrador de fincas, además de gestionar a los proveedores del inmueble y controlar sus gastos, también tiene como función la de vigilar para que permanezca la armonía entre los vecinos y funcionen todos los elementos físicos de la propiedad.
El error del presidente / administrador
En ocasiones, los vecinos prefieren elegir un administrador de fincas rotativo, cuya figura y trabajo sea representado por el presidente de la comunidad. Un ejercicio desaconsejable desde todo punto, ya que durante el año que suele durar esta función, debe ejercer de juez y parte en conflictos y en problemas que afecten de algún modo al inmueble.
Este ejercicio se hace desde el desconocimiento más absoluto en leyes, con una lógica visión subjetiva del asunto, por lo que en los conflictos rara vez consiguen una resolución que favorezca a todas las partes implicadas. Por otro lado, las operaciones físicas sobre el inmueble se hacen con menos dedicación y con resultados económicamente más elevados.
Este sistema genera habitualmente situaciones incómodas y mayores desavenencias entre los propios vecinos. Sin embargo, el administrador de fincas sí tiene una preparación específica para asesorar y administrar correctamente los bienes inmuebles que gestiona, ya sean rústicos o urbanos.
Cómo escoger el administrador de fincas apropiado
Una vez que se entiende que la mejor forma de realizar las labores de gestión de la propiedad en una comunidad de vecinos es contratar a gente experta y especializada, aparece la duda de cómo diferenciar a un buen administrador de otro que no lo es.
En cada ciudad o provincia existe un equipo profesional que destaca sobre los demás, se deberá detectar cuál es ese que está considerado como el más capacitado. Se habrá de contratar el que mejor solucionará los conflictos entre los vecinos y con más eficacia y ahorro los problemas estructurales y de acondicionamiento del inmueble.
Lotisse es el mejor ejemplo de administradores de fincas sevilla al que hacer referencia. Una asesoría que ejerce el oficio de administrador desde 1991 junto a un equipo experto en el asesoramiento fiscal, económico y contable. Abogados y economistas que llevan cerca de 30 años ofreciendo lo mejor de sí mismos para conseguir la más perfecta armonía entre los vecinos de los inmuebles que gestionan.
Esta asesoría en Sevilla cumple con los requisitos que debe tener toda organización dedicada a la administración de fincas. Por este motivo, es de las más demandadas en la capital hispalense.
Si no se vive en Sevilla, estos son algunos consejos para elegir con acierto el administrador de fincas que necesita un inmueble.
La titulación
Es fundamental que cuente con la titulación oficial de la Escuela Oficial de Administradores de Fincas, cuya duración mínima de estudios para conseguirla es de 3 años, unos estudios que se imparten en las distintas universidades repartidas por todo el territorio español. La asesoría debe, por tanto, acreditar adecuadamente su formación. Deberá estar colegiado para que de esta forma ofrezca garantía de responsabilidad y profesionalidad al aceptar el mantenimiento de una comunidad de vecinos u otro tipo de propiedad.
Formación Continua
Como bien se ha iniciado este artículo, la profesión de administrador de fincas está sometida a constantes cambios y sufre un aumento constante en su complejidad como método resolutivo ante los más variados conflictos. Por esta razón, es de vital importancia que el profesional sea una persona que esté en constante formación, asimilando los nuevos conceptos y cambios en la normativa y que sea capaz de aplicarlos con sus clientes.
Entre sus muchas funciones, está la de conservar y mejorar la propiedad que gestiona siempre que sea posible. Esto es algo que se consigue si se está actualizado y al día en cuanto al soporte jurídico, pero también en cuanto a las ayudas y subvenciones para la rehabilitación de inmuebles y la situación del mercado en relación a la compra venta o alquileres.
Correcta gestión administrativa y económica
El administrador de fincas debe ser consciente en todo momento del valor que poseen los inmuebles de sus clientes en relación al ahorro y como medio de inversión, así como también como parte de una futura heredad. Por estos motivos, es cuestión sine qua non en las labores de su profesión estar al día de las cuentas, así como del control de todos los pagos y cobros de las fincas a su cargo.
El conflicto entre vecinos
Este profesional debe poseer ciertas dosis de psicología y saber manejar y mediar ante los más que posibles enfrentamientos vecinales, gestionando del mejor modo posible los problemas que surgirán a lo largo de los años. Para solucionar estos problemas con eficacia, deberá ser imparcial, tener avanzados conocimientos en contabilidad y preparar juntas vecinales teniendo siempre en cuenta la disponibilidad de los mismos, para que las reuniones tengan siempre la máxima participación y se consiga avanzar con el mayor de los consensos.
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