El 11 de marzo se cumplen 6 años del accidente de Fukushima.Unidos Podemos-En Común-En Marea ha llevado al Congreso el cierre definitivo de Garoña, central gemela de la japonesa, cuya reapertura ha autorizado el Consejo de Seguridad Nuclear. La propuesta de ley registrada en el Congreso contempla un calendario de cierre de las centrales nucleares españolas, de aquí a 2024, y el impulso de las energías renovables, a través de un plan de transición energética.
La reapertura de la central burgalesa, gemela de la de Fukushima, y la más antigua de España, supone una amenaza también para para Aragón y la cuenca del Ebro, señala Alto Aragón en Común. Esta confluencia oscense participó en el encuentro inter-autonómico sobre el futuro de Garoña y sus consecuencias para la cuenca del Ebro, que se celebró el pasado, 2 de marzo, en Zaragoza, al que asistió como integrante del grupo parlamentario Unidos Podemos-En Común-En Marea, que impulsaba esta jornada de trabajo para abordar la situación planteada por la posible reapertura de la central, y la preocupación ciudadana –que se expresaba, entre otras acciones, mediante una masiva movilización en Vitoria el pasado 23 de febrero–.
A esta reunión, a la que asistieron representantes institucionales de ayuntamientos, parlamentos autonómicos o de las Cortes españolas -entre ellos el alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, o el diputado de Alto Aragón en Común, Jorge Luis-; e integrantes de colectivos sociales de las comunidades del valle del Ebro y de otros puntos del Estado.Allí se asumió el objetivo de evitar la reapertura de Garoña (puede leerse abajo el manifiesto aprobado) y se presentaba la citada proposición de ley a los participantes.
Aragón y el valle del Ebro sería una de las áreas afectadas por un hipotético accidente nuclear grave que pudiese producirse en Garoña, la central más antigua de España. Zaragoza sería el núcleo de mayor población que sufriría esta situación. Un estudio del Instituto Meteorológico de Austria, citado reiteradamente por la prensa española, advertía en 2012 que esta situación hipotética, además de provocar más de 4.000 millones de euros de pérdidas, o la desaparición de decenas de miles de empleos, tendría graves consecuencias para el potencial hortícola y frutícola de Aragón y otras comunidades en el eje del Ebro, o para denominaciones de origen como la de Rioja.
Manifiesto: Nunca más Garoña
Como representantes de distintas instituciones en los diversos territorios de la cuenca del Ebro, tenemos el firme objetivo de que la central de Santa María de Garoña no se reabra jamás por el riesgo que supondría para la seguridad de las personas y del medio ambiente; y por ello estamos aquí para exigir su cierre al Gobierno, y manifestar nuestro firme compromiso de luchar contra esta nuclear, hasta conseguir su cierre definitivo.
Estos son nuestros motivos:
Garoña es la central más antigua del parque nuclear español. Fue inaugurada por Franco en 1971. Cumplió por tanto los 40 años de vida útil en el año 2011, y a pesar de haber tenido permiso hasta 2013, lleva cerrada por decisión de la empresa propietaria – Nuclenor – más de cuatro años. Cuatro años en los que nadie la ha echado de menos, porque la central de Garoña es perfectamente prescindible desde el punto de vista energético.
En una decisión sin precedentes, el Consejo de Seguridad Nuclear aprobó un dictamen favorable a la reapertura de Garoña, sin que la empresa propietaria, Nuclenor, hubiera siquiera cumplido con los requisitos exigidos. Es intolerable que el supuesto organismo regulador independiente del Gobierno y en una cuestión tan sensible como esta, incumpla las condiciones que fijó previamente por sus prisas en emitir el dictamen favorable. Nos enfrentamos al riesgo de su reapertura, por una decisión que antepone el beneficio económico a la seguridad de las personas y del medio ambiente.
Ya durante sus años de funcionamiento, la central nuclear de Garoña presentó problemas de seguridad graves. Entre ellos la aparición de grietas en la vasija del reactor, que llevó a calificarla como la central de las 1000 grietas. Este grave problema que condiciona la seguridad nunca fue resuelto.
Garoña está recalentando el Ebro. El calentamiento del agua del río Ebro al utilizar sus aguas para refrigerar la central es una cuestión que preocupa, y que ha llevado incluso a la Confederación Hidrográfica del Ebro a reclamar medidas para evitar este impacto en el ecosistema fuvial.
La central carece de espacio para almacenar los residuos radiactivos que se produzcan en caso de volver a entrar en funcionamiento, lo que ha urgido a solicitar la autorización para un nuevo almacén de residuos radiactivos en el recinto de la central nuclear.
Si estos problemas ya eran preocupantes antes, lo son mucho más 5 años después del accidente de la central nuclear japonesa de Fukushima. Garoña es gemela del reactor número 1 de la accidentada Fukushima. Como consecuencia de aquel accidente, hubo un punto de inflexión en el desarrollo de la energía nuclear en el mundo. Países de nuestro entorno como Alemania, optaron por proceder al cierre progresivo y ordenado de sus centrales nucleares. En España, sin embargo, el Partido Popular optó por alargar la vida de las centrales nucleares hasta los 60 años. Eso es lo que se esconde ahora detrás de la absurda idea de alargar la vida de esta vieja central.
Nosotros creemos, en cambio, que ha llegado la hora de cambiar el paradigma energético, y de empezar a construir un nuevo modelo basado en las energías renovables y la eficiencia energética como hacen los países más avanzados.
El modelo nuclear se resquebraja. Para mayor escándalo, utilizan Garoña como una cortina de humo detrás de la cual están urdiendo el nuevo gran regalo que van a hacer al oligopolio energético: el alargamiento de la vida de las centrales nucleares hasta 60 años o más.
Existe una enorme preocupación social en toda la cuenca del Ebro por la posible reapertura de la central de Garoña. Numerosos municipios han pedido su cierre, también lo han hecho los parlamentos vasco, navarro y aragonés, y son multiples las iniciativas y movilizaciones que reclaman su cierre definitivo. El Gobierno NO puede seguir haciendo oídos sordos a esta demanda ciudadana.
Garoña no es necesaria desde el punto de vista energético; su puesta en marcha sería muy peligrosa y por ello ha generado un enorme rechazo social y político. Exigimos que nunca más vuelva a abrirse, y reclamamos una apuesta decidida por un modelo energético limpio, sostenible y seguro.
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